Escribo para no sucumbir, para seguir andando
para enfrentar los miedos, sobrevivir naufragios, para escuchar las voces, para
habitar mi cuerpo, para sentir el tiempo como viento que pasa, para leer las
calles, los ojos y las manos, para
seguir viviendo. Para evadir el vuelo de
negras mariposas o lanzarme al abismo sin abrir el paraguas.
Escribo para enmendar recuerdos y deambular
por ellos, para saltar los límites, para
soñarme otra y arbitrariamente crear nuevos modos de hospedarme en el mundo.
Para dejarme invadir en secreta corriente por palabras intrusas.
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