domingo, 14 de diciembre de 2008

DANZA EN LA MEMORIA






Al mar se llega


igual como se nace


como se arriba al umbral de la partida


desnudo


despojado


solo.


Como a un nuevo bautismo


bajo el cielo.


Al mar se llega


después de  de caminar


descalzo por la vida.






¿Cómo llegué a esta playa de los vientos oscuros?


¿Si me pierdo de mí, a donde iré?


¿Será entonces  el vuelo, un lugar de pasaje?


Un mar que aún no colma el asombro,


la desborda.




Con el aire inmóvil


su alma se ilumina,


vislumbra la promesa


de unirse a  las bandadas


cuando madure el viento.




A pesar de las plumas y el corazón obscuro


es posible contener la Alegría


  esa antigua memoria de claves imprecisas ―


y ella es viento y arena;


y ella es ola y espuma;


y es la línea azul del horizonte,


y es esa otra garza, que lo cruza.




Extiende las alas


el azul solitario la remonta


hasta el  instante


de la gota de agua


 que se funde en aire,


que se funde en verde,


y se confunde en tierra.




Busca señales


y en la quietud


aguarda


la invocación interna


la profunda


la gris…

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